Centro de Educación Alternativa “Don Bosco” Fe y Alegría de Roboré.

Aporte historiográfico del Centro de Educación Alternativa “Don Bosco” Fe y Alegría de Roboré.

Por Sergio Dávalos Barbery.

Era aproximadamente las 5 de la tarde del día jueves 25 de mayo de 1809 cuando las campanas de la iglesia San Francisco de Asís ubicada entre las calles Ravelo y Aniceto Arce  resonaron en toda la ciudad de la entonces llamada Ciudad de La Plata hoy Sucre, pues había ocurrido que momentos antes Jaime de Sudañez había sido sentenciado a muerte por el delito de sedición y que al pasar por las calles gritaba a viva voz “libertad, libertad”. 

Los pobladores, criollos y mestizos como también algunos indígenas, acudieron al tañer de las campanas congregándose en la plazuela frente al campanario que aún seguía llamando al pueblo, esta pequeña plazuela actualmente se llama Juan de Frías Herrán; en ese acto hubieron oradores que siendo doctores formados en la Mayor, Real y Pontificia Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, e inspirados por los filósofos liberales Montesquieu, Roseau y Voltaire y animados vivamente con el ejemplo de la libertad e independencia de los Estados Unidos de América que con su revolución de 1775 inicia su proceso independentista de Inglaterra, de igual modo, la revolución francesa de 1889, conscientes y desididos de romper cadenas con el imperio Español, como trueno que resuena en los cielos gritaron mil veces “libertad libertad libertad” .

Todos los asistentes a ese cabildo abierto y alentados por los vehementes oradores se dirigieron al palacete de la real audiencia de Charcas y al no ser recibidos por el oidor Don Ramón Garcia de León Pizarro, de un cañonazo derribaron las puertas del edificio deteniendo así, al último oídor que tuvo la Real Audiencia de Charcas que en ese momento pertenecía políticamente al virreinato del Río de La Plata (Buenos Aires).

Este primer cañonazo da inicio al largo proceso independentista del Alto Perú y de América toda, llegando al excelso día 6 de agosto de 1825 con la firma del acta de independencia por los diputados de las 5 provincias altoperuanas en la capilla de los jesuitas frente a la plaza mayor, hoy con el nombre 25 de Mayo.

Con esta breve crónica quiero motivar a los maestros y estudiantes a la formación cívica e histórica de hechos que trascenderán por siempre como ejemplo de amor, voluntad y carácter en busca del supremo valor de la libertad. Que este maravilloso día no pase como un día más de nuestras vidas, sino mas bien celebrando y bendiciendo a quienes lucharon y murieron por nuestra patria.